140.
¡Que locura!
Hubiéramos dicho entonces,
y que locura me digo ahora,
cuando nos recuerdo bailando,
riendo y hasta cantando.
Hombre,
no se imagina,
la dicha que siento,
al escuchar su voz.
Y no se imagina,
¡lo que eso me asusta!
Porque no quiero pensar,
que es otra vez el amor...
Pero el tipo de las flechas,
a veces se me alcanza,
a pasar por la cabeza.
Últimamente,
me acuerdo tanto,
¡que me da susto!
Me asusto de su existencia,
y de mi misma,
y de mi existencia.
Porque con esta falta que me hace,
me pone a pensar en el pasado.
En las confesiones,
en las canciones,
y hasta en los techos de los salones.
141.
Veo el rostro,
de una mujer sentada en la calle,
veo a mi propia madre,
y a mi misma,
¡sufro!
142.
¿Por qué la vida es así?
Me pregunto en la mañana,
cuando al salir veo a los niños,
que limpian los vidrios de los carros.
Me pregunto sí esos rostros,
esos rostros que veo todos los días,
ya encontraron la felicidad...
... o si soy yo,
la causa de su sufrimiento.
Porque tal vez,
yo miento,
no me importan sus vidas,
sino sus rostros,
como a los fotógrafos premiados,
que muestran el sufrimiento,
subido en un tren.
143.
Con cada respiración,
me duele el corazón por tu partida.
Te veo sin embargo en las películas,
y estalla nuevamente mi canción.
Sé que no estás lejos,
pero quiero verte,
y saber que aún me amas.
Me falta tu mirada,
y el mundo es poco,
ahora que no estas,
aquí conmigo.
Aunque te sepa cerca,
aunque sepa que no te has ido.
Sí al menos por una vez,
pudiera ver tu rostro,
descansaría.
Pero es tan arduo,
el camino del retorno,
que a veces me pregunto,
si seré capaz.
144.
El mundo es un sueño,
una pequeña ilusión,
un pedacito muy pequeño,
de algo más perfecto.
Lastima que aún,
no lo pueda decir,
pero si sigo creciendo,
lo voy a seguir cantando.
145.
Te amo con los ojos,
de lo profundo y lo oscuro,
y si dejara de amarte así.
Mi vida sería un dulce,
y se derretiría en el agua.
146.
¿Por qué lo oscuro?
Estoy en negro,
me deprimo.
Así que este viaje de retorno,
no se parecerá nunca,
al que fue antes de tu partida.
147.
Hoy los ojos se me hicieron agua,
porque volví a ver tu figura.
Pero te vi cansado, triste,
creyente y huérfano.
Como estoy yo,
ahora que te has ido.
Deje pasar tanto tiempo...
Ahora me arrepiento,
y le digo al mundo,
que se arrepienta conmigo.
Porque todos dejamos que te fueras.
148.
Te amo hoy,
con tanto brío y tanta intensidad,
que las luces de mi habitación,
se han hecho de repente,
mucho más fuertes.
Te amo hoy,
y no importan mañana,
ni pasado,
ni los verbos escandinavos o
americanos.
Te amo hoy,
y las ventanas se abren solas.
Te amo hoy,
y no me importa mañana,
porque si entonces no te quiero.
Bien habrá valido la pena,
haberte amado hoy,
y no mañana.
149.
Siento tu mano tocar mis orejas,
y siento la mía pasar por tus rodillas,
por tus brazos,
por todo tu cuerpo desnudo o en pijama,
y siento tantas cosas,
que prefiero cerrar los ojos,
para amarte en silencio,
y sola.
150.
Abre los ojos,
déjame ver tu mirada,
deja que me pierda en tu océano,
deja que el universo sea poco sin ti.
Abre los ojos,
y sonríe,
con esa sonrisa que han amado mis ojos,
siempre.
Abre los ojos,
y vuelve a cerrarlos,
como sólo tu lo haces.
Abre los ojos,
mi mundo será perfecto entonces,
porque será igual a lo que tú ves.
151.
Te amo, te amo, te amo,
y lo repito tantas veces,
que los ojos se me hacen agua.
Te amo, te amo, te amo,
taladra en mi espalda,
como un sacrificio.
Te amo, te amo, te amo,
y quiero repetirlo mil veces,
como en una plana escolar.
Te amo, te amo, te amo,
y ya no puedo decir más.
Te amo, te amo, te amo,
y ya no quiero decir más.
152.
A.
Agonía bien concentrada,
desde entonces frío,
gracias hemos insistido,
justos kilos de mentira.
Nunca.
O pena queremos recibir,
sabemos triste una vida,
vivida x y z.
Z.
153.
Hoy te extraño,
como extraña el mar,
el barquito de papel,
cuando aún navega,
por él arrollo de mi calle.
Te extraño con tal ardor,
que hasta descompuesto,
tengo el estómago.
Me faltan tus palabras,
tus silencios,
y tus locuras de siempre.
Bendito fueras ahora venido,
pero más puede la música en mis oídos,
que tu poder de tele transportación. Septiembre
25 de 1997.
154.
VENTANAS
Ventanas por todos lados,
de ventanas mi vida poblada,
ventanas en ciudades,
en campos y en montañas.
Ventanas en los autos,
y las avenidas con ventanas,
y ventas de ventanas en las avenidas.
Todas con un sólo significado de futuro,
de ver, de ventanear el mundo,
de verse reflejado entero o por pedazos,
en ventanas de colores o sin ellos.
Ventanas tiene el amor,
ventanas recordamos,
cuando hemos de recordar el amor
¿cierto?
Ventanas en el alma,
para ver el otro mundo,
y ventanas en los cuadros,
de los escritores de ventanas.
Ventanas que muestran mundo,
y otras más que lo esconden.
Ventanas en el cine,
y hasta en los computadores.
Me pueblan las ventanas,
como obsesionan a unos los aviones,
que también tienen ventanas. Septiembre
25 de 1997.
155.
Cielo de mil colores,
y siempre los mismos,
se dibuja ante mis ojos,
como mi propia sombra desteñida.
Amo las estrellas infinitas,
contables,
serenas,
como las fogatas de niños,
como los aguaceros.
La estrella fugaz,
que al fin he visto,
y a la que,
le he pedido tu cuerpo.
Así,
sin preámbulos,
como las constelaciones,
de los niños grandes,
que juegan ahora a ser marinos.
Déjame ver tu cara,
sepultada ahora en la arena de la playa,
nauseabunda y deseable.
Recorre la esfera circundante,
y con un beso de tu boca casi roja,
rompe la cadena que me ata.
Disfrázate de inconsciencia,
y enloquece mis ojos estrellados,
cruza a nado mi refugio submarino.
Haz trizas mi existencia pueblerina,
conviérteme en viajera de ese barco,
carcome mis entrañas como un lobo.
Deja de soñar el descampados,
invade lo profundo, lo oscuro,
destruye poco a poco con tus dedos,
esa enramada que es mi consuelo.
Ramifica mis venas atolondradas,
y deshazlo todo con tu risa profunda,
ahora sosegada.
156.
Ya mirando los ojos que se alejan,
relamo mis heridas curtidas,
y veo el agua inmunda bajar por el tubo a ese río,
los jazmines se revuelcan de contento,
pero no importa,
por que ahora es mío tu veneno.
157.
Realza tu figura,
aquella luz envejecida que es mi casa,
y la música que no esperaba,
se confunde en mi oído que es espejo,
y ojos blanquecinos se confunden con mis perros,
amarrados a la sombra de un árbol imaginario.
158.
Galopa la figura que es tu cuerpo,
mi mente subterránea y asustada,
y toca tus entrañas rosadas,
mi vida de desconsuelos profundos.
Remonta la cerca de mi casa,
haz tuya esa huella inconfundible de mi aliento,
aliviana la carga de este pecho,
y disfruta con ella la escampada.
Retumba ahora el sonido en todos lados,
y mi voz profunda y clara,
se confunde en mil voces muy distintas,
que ahora no dicen nada,
pero gritan de seguro consuelos más azules que el
mío.
Corren tus cenizas por mi cuerpo ya sudado y
secado y vuelto a sudar,
y la vida se confunde en un diáfano suspiro de
consuelo,
amarilla es la luz de mis piernas ahora,
y amarillas son tus piernas sosegadas.
Revienta con un soplo este martillo que golpea
como a un tronco mi cabeza,
escucha mi voz que hoy es plegaria y anida en tu
pecho mi consolada mano,
desluce esa figura tuya,
que ahora toda blanca me persigue por los
recovecos del castillo.
Entiende mi latido en desenfreno,
que navega tu figura de consuelo,
la luz de la esperanza es hoy espejo,
de algo que veo y no concibo como mío, pero sé
cierto.
Haz que lo cierto deje de mojar mi cabeza,
y conviértelo en una más de tus sonrisas conmigo,
brota la sangre peregrina de esta forma sin
sentido aparente.
Ríndele homenaje a tu nombre y construye conmigo
esa barca,
que nos llevara sin rumbo a ese rumbo desconocido
y humano,
franca y serena mi figura, te esperará ahora desde
siempre
y será tu luz mi camino y tu vida mi vida
sosegada al fin de este llanto poco cristiano y
solferino.
159.
Lánguida figura te acompaña ahora en mis recuerdos,
lánguida figura, pero aparente,
como las ambulancias de sonidos conocidos en la
calle vecina,
ven conmigo al refugio del ensueño,
en que vale mas la pena que el confortable susurro
de tu voz en las alturas.
160.
Camina tersa tu figura indescifrable,
camina tersa y frágil,
conociendo los secretos que embruja esta jaula,
peregrina y distante,
como los castillos que conozco y no transito,
como los camellos destinados a las cabalgaduras de
los próceres andinos.
Riega de cemento mi paisaje,
dibuja con frágil luz mi sonrisa,
hazme tuya de solo dibujarme.
Deja de preguntar cuando me ausento,
cosas que quiero decirte y no me atrevo,
muestra tu dulzura y tu figura
a mi cuerpo enmudecido por la tuya.
Moja con tus labios el sudor que me carcome,
cuando sin hablarte te espero,
sonríeme a mí y no ha otro cuerpo,
libera mi ilusión que ya cansada,
se sienta a esperarte en la altura de ese techo,
que no es mas que otra alusión a tu despecho.
161.
Lo que ahora más admiro es tu ausencia,
porque en ella, aún te sigo amando.
Incluso diría que te amo más cuando estas lejos.
Porque eres inasible, y eso te hace más amable,
con mayor perfección, como a un ángel.
162.
Te he recordado tanto últimamente,
tus brazos,
los bellos en ellos despeinados.
Veo tu foto al cerrar los ojos,
y al abrirlos saboreo tu rostro.
Deja de entrar en mi cabeza,
como una sombra.
Deja que mis ojos vean más,
que tu rostro en el viento.
Recuesta tu cabeza en mi regazo,
deja que mis manos repasen tu cara,
luego tu cuerpo.
Después nos confundiremos,
en una masa informe,
y con vida propia,
que nos hará libres.
Humanidades perfectas. Septiembre de 1997.
163.
He perdido mi vocación,
he perdido el rumbo,
y lo he encontrado.
Ya tu rostro en la pared,
no me preocupa tanto.
Como lo verde de mi tinta,
extinguida ahora en otros labios.
Sí tus ojos, más que mi conciencia,
fuesen mi alivio,
entonces dejaría de soñar,
insensateces.
El olor y el
cuerpo,
serían menos dolorosos de amar,
porque serían perfectos.
Las manos al fin hallarían alivio,
y el cuerpo todo,
dejaría su angustia,
y amaría en serio.
Pero a veces voy sintiendo que ya ama,
y me comprende.
Pero igual la luz,
le pertenece mas al verdugo,
que al cariño.
Así no queda manera de amar.
164.
Hoy quiero que su rostro,
se llene de mí en esa altura.
Hoy quiero que su cuerpo sea mío,
me pertenezca.
Hoy quiero que me enseñe sus secretos,
y descubra los míos.
Que sus manos,
caminen mis caminos,
y las mías,
lo recorran todo.
Como un río desbocado,
como un camello.
Que se sienta su olor,
se saboree en la lujuria,
de su cuerpo todo mío.
Para ahora entenderlo todo,
y volver a empezarlo todo.
Hasta extinguir todo el fuego,
que llevamos dentro,
y nos sigue quemando.
165.
Que nuestros cuerpos se confundan,
en un solo profundo beso agónico.
Que tu cuerpo al ser mío,
pueda por fin ser poseído en breve,
en lento, en el espacio.
Que al oírme,
vengan a tus oídos golondrinas rojas.
Que los canarios del parque,
se sonrían al ver lo que nos pasa.
Que tus ojos se confundan con mi vida,
y dejes de ser un alma perfecta,
para convertirte en un cuerpo impuro.
Que tus sueños,
dejen de ser lo ya soñado,
lo ya existido.
Que mi vida,
deje de ser mía y se vuelva toda tuya,
como mi cuerpo.
Así,
con todo eso,
será más fácil decir que te amo.
166.
Beso tu voz cuando me hablas,
tus manos toco y me sonrojo,
mi vida en tu vida yo despojo
y así me aplacas.
Camino por tu vida como un espejo,
y a veces hasta me quejo...
¡pero que va!
Me nublas los ojos ahora,
cuando sin que te vea,
te veo, y te amo, y te siento,
y te toco.
Roza ahora mi perfume,
siente mi pecho centellando,
y recorre mi cintura.
Como yo en mi garganta,
recorro tu pecho y me quemo,
también en tu cintura,
y en tus piernas yo me muevo.
Vuelvo y vivo ahora,
ahora que sé que te quiero,
y no me importa.
Rompe el hechizo de este sueño,
y destapa este fresco resplandor,
que me revuelca toda,
y te cela de puro amor,
de puro contento. Septiembre
1997.
167.
Revivo a cada instante,
mi recuerdo de ti,
y es tan diáfana la luz de ese sueño,
que bien vale la pena soñarlo despierta.
168.
Recorro hoy tu figura lentamente,
la recorro casi sin pasión,
conociéndola.
Pero no es sólo tu figura,
y eso amarga mi conocimiento de ti,
es también ese algo hipersensible que tu tienes,
ese algo que me sonroja.
Parece como si él poseerte,
no fuera más que un juego,
que desaparece con sólo presentirlo posible.
169.
Gracias te doy por las horas que me ocupas en
pensar en ti,
sin ellas mi vida hoy sería un desamparo,
un eterno esperar algo que no sucede,
tal vez un esperar a Godot.
Riego mi mente con tu figura,
y se confunden la verdad y la mentira,
lo soñado,
lo deseado,
y lo por fin conseguido.
170.
Vi su cara enfrente a mí,
el espejo de mi vida reflejado,
su risa que todo lo contuvo en el salón,
¡que brillo el del recuerdo!
Y que días aquellos del colegio,
entre pasteles gloria y manzanas con submarino,
pupitres voladores y bolígrafos prestados,
groserías y cuadernos de apuntes.
El frenillo de Viviana,
su constante tropezada,
y mi inseguridad inmadura,
que nunca cogía peso.
Ahora lo veo nebuloso,
pero lo recuerdo todo,
y sonrío,
más que reír,
sonrío.
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