domingo, 3 de noviembre de 2013

32.



TE ESCRIBIRÍA UN POEMA
Sentada a su lado como todas las noches,
comprendí que los sueños no podrían dejar de serlo,
entonces permití que escaparan,
y le dije al cielo que me tapara con su manto para siempre,
esto fue lo que el cielo y su manto me dejaron esa noche...
cenizas.

Que lugar más hermoso,
pensaba mientras veía como las hojas de los árboles
seguían tapizando el pavimento de púrpura.
me acerqué a la casa más grande,
la del extremo,
la que en la puerta tenia un letrero muy pequeño que no leí,
pero que decía “la esperanza”
llevaba la maleta en la mano;
el Walkman con música de los prisioneros me acompañaba,
mientras por enésima vez recordaba la promesa:
¡Iré a verte!, ¡no te olvidare!

Pasaron los días,
y las horas se hicieron especialmente intensas,
los olores entonces eran muy diferentes a los que conocí después.

Y es que en esa época las cosas eran muy distintas,
siempre eran nuevas,
siempre llevaban a pensar que en la vida
no podía haber nada mejor.

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