A DOÑA ALCIRA
Nunca la conocí,
no recuerdo haberla conocido,
simplemente estuvo hay.
Simplemente estuvo a mi lado,
con mano alentadora,
con corazón gigante.
Me enseñó un camino,
me enseñó una vida,
soy lo que quiso que fuera.
Pero a veces me arrepiento,
a veces me arrepiento,
de quererla tanto,
y de que sé allá ido. 28 de
enero de 1990
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