se devuelve la mente a los lugares recorridos, se imagina, susurra vacilante las sombras que embellecen su existir, ser que todo lo permea, que todo lo cubre, cuyo pezón desnudo se mete en mi boca, se convierte en dedo, entiendo las dos madres, la diferencia, entiendo ahora el concepto no saber diferenciarlo, por eso el chisme, por eso el brazo trozudo, como la mujer del camionero español, por eso el cariño de sus ojos, de mirarme a través de la ventana por eso pensar que el color de mis pensamientos la tiñe y la cubre y al menos una vez al día piensa en mi... mientras duerme.
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