martes, 4 de diciembre de 2018

amiga

entonces me invita a cenar cuando ella ya ha almorzado y me siento tan cotidiana en su compañía, en su casa, en su vida y tengo tantas ganas de oírla en sus cuentos y que se sepa los míos, de verle mientras habla las formas de las manos, con sus venitas saltadas y el cuello, que me imagino en olor, mientras doy cucharadas a su sopa de verduras, a mazamorrada, ese aire suyo tan... nerdo! tan necio! tan de todo mi agrado,  al tiempo... me encanta cuando no me mira y yo la miro fijamente y del reflejo de la gafa sale un también lo sé y la he visto. me gusta abrazarla y dejarla en frente a la casa de la amiga y me gusta saber que aunque lejos, siempre está cerca, amiga.

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